es justo también recordar a "santiago" el portero el jardinero
y el que llevara el mantenimiento del colegio en nuestra época,
se ha ido también. desde aqui un recuerdo con cariño .
2009
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Joder Manón!!!!!!!!!!! A Santiago lo ví no hace mucho en Cajacanarias de 25 de Julio (Se decía que lo ahorraba todo para pasarselo en grande los fines de año). Gracias Santiago por habernos aguantado con tu peculiar forma de ser.
ResponderEliminarLe preguntaba hace poco a Arsenio José Pérez Amaral por cómo nos apañábamos los que éramos internos con la muda para la clase de deporte. Lo que yo suponía él me lo confirmó con su buena memoria. Bajábamos ya vestidos. Nada de cargar con la bolsa de deportes.
ResponderEliminarLos internos disfrutábamos de algunas ventajas frente a los externos - no muchas - como la de conocer más al personal del colegio . Fina, Valentín (a quien ví por la calle hará unos meses) y Santiago.
Bajé muchas veces - y las subí - las escaleras de acceso al gran salón (de la parte del antiguo hotel Quisisana) . A la derecha el comedor, a la izquierda la conexión con el resto del colegio. Y de frente una gran escalera acodada que conducía a las habitaciones dormitorio.
Muchas veces encontré a Santiago de portero a la entrada al gran salón.
Y varias veces nos llamó la atención por la manía de brincar varios escalones para acelerar la bajada.
En mi recuerdo Santiago permanece como un hombre de ideas prácticas. Y sencillo. Así en relación al tema mujer sostenía que todas tenían lo mismo. Eran los tiempos donde en la mente de los mayores vivían las imágenes de Sofía Loren, Claudia Cardinale y Brigitte Bardot. Esta última le gustaba a Santiago.
A medida que rememoro toda esta época infantil se cruzan recuerdos gratos y otros ajenos. Probablemente no todos hagan historia, porque los que me más se me han grabado son los gratos.
Esta tarde comentaba con Paco Perdomo Gutierrez que quizá la etapa más dura fue la adolescencia. El principio de la competividad y el comienzo de nuestra conciencia. Asumir como adultos todo cuanto nos rodeaba.
Pero quizá una complicación más era observar que terminaban para mí dos etapas. Por un lado el normal crecimiento y por otro el fin del internado.
Por eso me entristece - como a todos nosotros - la muerte necesaria de nuestro pasado.
Tanto es así que me parece buena idea que echemos un cabo a las generaciones anteriores porque ellos empiezan a notar, con las faltas masivas por muerte, el crecimiento de la nostalgia.
que bonito pepe....
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